PAISAJES Y SILENCIOS DESDE NAVACERRADA
Hace unos días la nieve nos ha traído a la sierra un
nuevo paisaje de luces y silencios que recordaremos durante mucho tiempo. Nos
trae a la memoria historias de inviernos y oficios del pasado, cuando los
arrieros acarreaban esta nieve de los ventisqueros hacia Madrid para conservar los
alimentos y aderezar más tarde los refrescos en las noches de verano. Por la gran nevada nos hemos visto
obligados también a volver un poco al pasado, a dejar el coche por unos días, a
palear nieve para poder movernos y a caminar mucho más por nuestras calles para
las tareas cotidianas, a encontrarnos más veces con nuestros vecinos. Entretanto, el paisaje también parece descansar, y se
oye mejor a los animales que pululan, sorprendidos también ellos, en las matas y hondonadas. Por eso es el
tiempo oportuno para pasear despacio, disfrutando del inusual silencio y de las
nuevas caras del paisaje que nos trae luces que cambian cada día y cada hora. Mientras tanto,
los negocios vuelven a la normalidad, y las huellas del hombre y del tiempo en
las formas de la sierra vuelven a descubrirse debajo de la nieve, dejando atrás
colores inusuales y vistas para la memoria. Es preludio de agua y fuerza para
la primavera que nos espera.
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