NAVACERRADA: CENTENARIA ARMONÍA ENTRE SUS GENTES Y LA NATURALEZA
Existen varias teorías acerca del origen de su nombre, siendo la más probable llanura (del término árabe Nava) que se encuentra cerrada por montañas.
Casi el 90% del territorio de este pequeño y emblemático municipio de la sierra madrileña se encuentra bajo alguna figura de protección medioambiental, de lo que se deduce que la vida de sus gentes ha estado siempre íntimamente ligada al entorno y los recursos naturales. Y muy especialmente al agua, que brota por doquier en forma de manantiales y fuentes, contando más de doce y algunas con varios siglos de antigüedad. Así, el Embalse de Navacerrada se ha convertido en uno de los emblemas de la región, ofreciendo una preciosa ruta natural de gran biodiversidad que se muestra diferente en cada estación del año.
En el Embalse puede apreciarse una de las instantáneas más buscadas: el Valle de La Barranca, enmarcado por La Bola del Mundo y La Maliciosa. Un enclave único lleno de rutas senderistas, algunas de ellas por vías pecuarias, para todos los gustos y formas físicas.
Estos paisajes de agua, dehesas, bosques y montañas propiciaron una economía basada en la ganadería, la cantería, la industria forestal maderera, agricultura de secano o la industria de la nevería, gracias a la cual los cafés de Madrid ofrecían hielo de mayo a septiembre.
Con el tiempo, gran parte de estos oficios pasaron a formar parte de una memoria viva, abriendo el camino al sector servicios y, entre ellos, especialmente al turismo. Un turismo que pone en valor el patrimonio cultural, que sirve de vehículo para apoyar la conservación del entorno natural pero que también genera desarrollo económico para sus habitantes.
Este otoño queremos invitarte a descubrir la historia a través de la Navacerrada moderna, de sus iconos, su famosa gastronomía de elevada calidad, su impresionante entorno natural, sus eventos, su serenidad serrana y su bienestar.
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